Hay restaurantes a los que se va una, dos veces; para saciar la curiosidad de la novedad más que estrictamente el apetito. Hay otros a los que se va todo el tiempo. Son lugares que encuentran el equilibrio entre un entorno que no invade, una carta variada y confiable, y un precio no estratosférico. Lugares que más que una Experiencia Gourmet (con mayúsculas) ofrecen una alternativa de supervivencia urbana, alterando la Matrix cuando el objetivo es escapar de la heladera vacía o del escritorio abultado.
Ubico a La Alacena inconfundiblemente en el segundo puesto, y lo confirma el hecho de que desde que lo probé, hace unas pocas semanas, ya fui tres veces.
Se trata de un proyecto de las cocineras Mariana Bauzá y Julieta Oriolo, que se conocieron y se hicieron amigas estudiando en la escuela de El Gato Dumas. La primera siguió su camino en el catering de eventos y la segunda en las cocinas de Bar Uriarte, Malvón y Le Ble, hasta que la vida las puso en el casillero del emprendimiento propio al mismo tiempo.
El resultado fue una cruza entre café de barrio, bistró y bazar, que por la zona en la que está ubicado (una esquina de Palermo casi Almagro, a dos cuadras de la pizzería Punto y Banca) y su puesta cero intimidante, invita a un público variado y esquiva la sensación de estar en una página del suplemento Sábado.
Cuentan que la inspiración para el local fue el restaurante de Copenhague Höst, y la referencia está, aunque la ambientación es tan sutil que casi desaparece. Colores tierra, sillas Thonet y Windsor, mesas de madera artesanales, paredes peladas, y el protagonismo de la vajilla cerámica de Arde. Tanto los platos, cuencos y pequeños objetos de Arde como los palos de amasar y tablitas (hechos por Diego Veras) están a la venta.
La especialidad de la casa son los prensatti dorados a la chapa de hierro, que preparan con un pan sin amasado súper liviano y crocante. Probé los de Fontina/Parmesano/Cuartirolo/Cebollas dulces/Pesto/Dijon y Queso azul/Pickles de pera/Hinojo confitado/Nueces/Apio/Manteca, ambos recomendables; y el brunch de ñoquis de papa, huevo poché, manteca quemada y hongos, sublime.
Por ahora, sólo desayunos, brunchs, almuerzos y meriendas, pero pronto abrirán para cenas. En Gascón 1401 (para aprovechar: una visita por Libros Ref, exquisita librería ubicada en la misma cuadra, pegada al restó).
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Fbk/LaAlacenaCafe